COVID19 la experiencia que vivimos en La Rinconada.

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Iñaki Izarzugaza

ESPIRAL ha planteado la campaña, que El Museo de La Rinconada ha lanzado, de recogida de testimonios de los ciudadanos que quieran describir su experiencia en este trance. El museo pretende registrar mediante encuestas los testimonios de aquellos que quieran dejar constancia de sus sentimientos, sus costumbres con las que abordan las nuevas rutinas, los acontecimientos que recuerdan, las situaciones por las que están pasando y las expectativas o temores que albergan para después del confinamiento.

Tras el decreto de estado de alarma para mitigar los efectos de la epidemia provocada por el coronavirus COVID19 el museo quedó desprovisto de todas las actividades que tenía en marcha. Entonces se planteó cómo mantener el contacto con sus públicos y abocetó en abril la idea de involucrarse en los acontecimientos mediante recogida de testimonios de los rinconeros durante el periodo de confinamiento vigente, consciente de que estamos inmersos en un fenómeno sin precedentes que nos afecta en todos los órdenes, de las relaciones personales a la macroeconomía nacional. Para ello nos basamos en iniciativas que conocíamos a través de internet y que estaban siendo formalizadas por instituciones norteamericanas; archivos o bibliotecas y, principalmente, universidades y museos. Todas ellas tenían premisas similares la documentación de la pandemia a través del registro de testimonios personales, que dadas las circunstancias de distanciamiento y confinamiento de la población, se tendría que hacer por medios digitales; se trata de genera y recoger descripciones, imágenes y otros documentos  que testimonien lo que las personas comunes estamos para  abordar, paliar o para relacionarnos durante esta crisis. Entre los enfoque posibles desechamos la idea de un trabajo de documentación sistemático ytrazado para ser un herramienta de investigación del fenómeno social. Más bien nos decantamos por plantearlo como una acción de relación de la institución cultural del municipio con los ciudadanos rinconeros. De forma que apreciaran en el Museo de La Rinconada un agente a su servicio, preocupado por el bienestar y por las vicisitudes que estaban pasando los vecinos rinconeros. El museo como una institución municipal encargada de valorizar los esfuerzos personales que están en juego y una forma de traspasar al museo la memoria individual para tratarla como un bien a conservar.

Tras el decreto de estado de alarma, para mitigar los efectos de la epidemia provocada por el coronavirus, COVID19, el museo quedó desprovisto de todas las actividades que estaban en marcha y se planteó entonces cómo mantener el contacto con sus públicos. En abril se abocetó la idea de involucrarse en los acontecimientos mediante recogida de testimonios de los rinconeros durante el periodo de confinamiento vigente, consciente de que se estaba inmerso en un fenómeno sin precedentes que nos afectaba en todos los órdenes, desde las relaciones personales a la macroeconomía nacional. Para ello Espiral se basó en iniciativas que conocía a través de internet y que estaban siendo formalizadas por instituciones norteamericanas; archivos o bibliotecas y, principalmente, universidades y museos. Todas ellas tenían premisas similares: la documentación de la pandemia a través del registro de testimonios personales, que, dadas las circunstancias de distanciamiento y confinamiento de la población, se tendría que hacer por medios digitales; se trataba de generar y recoger descripciones, imágenes y otros documentos que testimoniaran lo que las personas estaban haciendo para abordar, paliar o para relacionarse durante esta crisis.

Entre los enfoque posibles Espiral desechó la idea de un trabajo de documentación sistemático, trazado para ser un herramienta de investigación del fenómeno social y se decantó más bien por plantearlo como una acción de relación entre la institución cultural del municipio y los ciudadanos rinconeros, de forma que apreciaran en el Museo de La Rinconada un agente a su servicio, preocupado por el bienestar y por las vicisitudes que estaban pasando los vecinos. El museo funcionaría como una institución municipal encargada de valorizar los esfuerzos personales que estaban en juego. Esta campaña sería entonces una forma de traspasar al museo la memoria individual para tratarla como un bien a conservar.

En el contexto anglosajón, y más concretamente norteamericano, se ha desarrollado una forma de abordar la intervención documentalista que ha tomado la denominación genérica de “rapid-response collecting” que se puede traducir como “recogida inmediata de testimonios”. Es un método de trabajo que ha sido ensayado con la recogida de testimonios de ciudadanos tras los atentados del 11 de setiembre de 2001 y se ha ido perfilando al aplicarse a otras masacres y atentados que han afectado a poblaciones concretas. Esta forma de actuación de recogida inmediata hay que entenderla dentro de un proceso de mayor calado, que tiene que ver con la aceleración de lo contemporáneo que agita el mundo de las ciencias sociales, apreciable en la “historia del presente” y que también tiene una gran repercusión en el mundo de los museos. Estas instituciones responden a la necesidad de comprender nuestro cambiante entorno, reflexionando, no sólo sobre el pasado, sino manteniéndose al día de lo que acontece en el medio social. La actual crisis sanitaria del coronavirus ha mostrado de forma irrefutable que local y global no son más que perspectivas diferentes de la misma cosa, puntos de vista íntimamente relacionados. La pandemia en la que estamos sumidos ha escenificado de forma brutal lo que significa el axioma del activismo ecologista “pensar en global para actuar localmente”.

No es extraño pues, que para establecer la línea de actuación del Museo de La Rinconada de la provincia de Sevilla, en la situación de pandemia actual, Espiral se haya basado en la campaña que la Universidad de Indianápolis, una de las grandes ciudades de la región de Los Grandes Lagos, ha lanzado mediante la web “covid-19 oral history project”.


SECOND AVENUE IN MANHATTAN – BRYAN DERBALLA FOR THE NEW YORK TIMES – MARCH 30, 2020, “NEW YORK WAS NOT DESIGNED FOR EMPTINESS”

La estrategia que Espiral planteó para la recogida de testimonios, teniendo en cuenta los ejemplos anteriores, era simple; definir dos grupos de personas y la forma de acceder a sus historias. El primer grupo, el “general”, engloba a la mayoría de las personas que nos encontramos recluidas en casa, con gran limitación de movimiento e interacción con el entorno físico. Dentro de este grupo se clasificó al colectivo escolar, al de cultura escénica (técnicos, compañías de teatros, músicos…) y al personal municipal, a los que el museo podría llegar con mayor familiaridad en la solicitud de sus testimonios. El segundo gran grupo que se definió como “colectivos especiales” eran aquellas personas que por su responsabilidad administrativa o por su profesión han adquirido en la crisis un enorme protagonismo. Este grupo incluye, por una parte los cargos municipales, los gerentes de emergencias, el personal sanitario, incluyendo los asistentes de la tercera edad, los asistentes sociales, los miembros de seguridad, los profesionales de la alimentación, de limpieza, basuras, etc., así como también los voluntarios que, bien formando parte de organismos (Hermandades o Cáritas) o bien individualmente, han colaborado en tareas asistenciales o de desinfección .

Esta diferenciación perseguía establecer estrategias de recogida acomodadas a sus características. Se vio así la necesidad de realizar encuestas mediante un entrevistador, por medios telefónicos o videoconferencias, también la creación de un sitio web exprofeso, en el que los interesados pudieran encontrar guías o cuestionarios de las entrevistas y que ofreciera la forma de enviar las respuestas. El objetivo era que el Museo creara un nuevo fondo en sus colecciones con los testimonios sobre el confinamiento que incorporaría objetos digitales (fotos, memes u otros de whatsapp, noticias….) y reales que, tras el confinamiento y en relación con el mismo, se donarían al Museo.

Para los interesados del primer grupo se diferenciaron una serie de temas a modo de guía orientativa, referentes a la entrada en el confinamiento, la rutina de la cuarentena, la evolución de la misma y las sensaciones, las esperanzas y los miedos que la situación y la pandemia estaban generando. Para los colectivos especiales se planteó, además de las cuestiones concretas que incumben a su trabajo, la manera en la que habían ido percibiendo las características de la crisis y la forma en la que la habían abordado así como los hechos vividos que recordaban con más fuerza y cómo habían compaginado las circunstancias con su situación personal.

Este planteamiento de la campaña suponía utilizar recursos y contar con personal que, en una posterior discusión, Espiral vió que para el Museo era prácticamente imposible movilizar en las circunstancias actuales. Tras plantear diversas alternativas en la forma de recopilar testimonios y objetos y formular su finalidad, se optó por un trabajo dimensionado y realista con la estructura del museo y con los medios que el ayuntamiento generosamente podía movilizar. Así pues la campaña que se lanzó en la última semana de abril creó, en el sitio web “espacios culturales .com” del Ayuntamiento, una entrada que presentaba la campaña, el cuestionario y la forma de envío de los testimonios al museo. De forma paralela, y en conjunto con el departamento de comunicación municipal, se trabajaba en la compilación y encuesta de personas del grupo de colectivos especiales, para recoger su experiencia en la primera línea de la crisis.

El Museo de La Rinconada tiene una vocación de servicio a la comunidad rinconera de la que se nutre y se ha planteado esta iniciativa como un servicio destinado a valorar las experiencias de los ciudadanos y potenciarlas, garantizando que serán conservadas como documentos únicos útiles para entender lo que acontece y también para traer algo de consuelo al caos del presente.

“En la colosal corriente de los tiempos, la memoria individual se ha considerado siempre como la espuma superficial, las salpicaduras y el ruido de las olas que esos mismos tiempos se han encargado de eliminar, desechar o apartar a un lado, silenciándolos, privándolos de una voz, como si nunca hubieran existido. Como consecuencia de esto, a medida que el tiempo fluye y va quedando atrás, sobreviene un olvido inmenso. La carne pierde el alma. Y cuando todo recobra la calma, ese minúsculo sustento de una verdad que podría remover el mundo deja también de existir. La historia se convierte así en una leyenda, un olvido y una ficción sin base ni fundamentos.” Que cuando esta epidemia acabe nos quede la memoria”. Yan Lianke. El País – Babelia  consulta 2-5-20202

Enlaces relacionados con la campaña.

Nota de prensa.

Post en radio rinconada.

Lo vivido en La Rinconada con el Covid-19 pasará a la historia

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